miércoles, 2 de febrero de 2011

El viento


El viento se descalza sus zapatos en mi pelo
y la brisa de esta noche es fresca y hace que mi abrigo baile.
Y en el compás de este viento pareciera que el abrigo
soltara motitas de agua fresca al universo y a todo lo que la noche rodea.
Los zapatitos del viento son de color negro y en la noche brillan.
¡Y eso es todo lo que necesito saber!…

Mi doble par de alas transparentes, la cabeza pequeña, mis ojos periféricos
de libélula encantada…
Eso es todo lo que necesito conservar.

Las gotas de agua que  imagino en mi abrigo, pero que refrescan mi mente.
¡Es todo lo que necesito sentir!…

Ahora. Hoy. En este momento donde el hado y la Luna no encuentran su lugar
en el baile y donde las hadas se desposan y festejan, la vida a solas, en la Vía Láctea.
¡Es todo lo que necesito ver!…

¡Ahí van los zapatos del viento, dándome fuerte en la cabeza y enmarañándome el pelo!.

Vuelve el viento a descalzar sus zapatos viejos en mi pelo
y  sostengo una bolsa transparente, entre mis manos,
llena de motitas verdes.
Las hadas en su picardía me las han regalado,
y yo sonrío mientras una duda
cruza veloz en el filo de mis sienes…
¿Podría una libélula enamorarse de un humano?.

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