sábado, 26 de marzo de 2011

La muerte preñada

   

El.
Yo.
La muerte prematura de algo a lo que no alcanza a entender las ideas.
Para lamer toda la miseria, todos los huecos podridos, ya tengo a la lengua.
El.
Yo.
Mi sombra, un reino de eunucos tímidos y solitarios pero a la vez encadenados,
burdos sirvientes de una época en la que existió la esperanza.
Senderos abiertos a lo ancho de la Vía Láctea para ser pisados,
para poder escribir poemas en sus surcos, poemas en sus noches.
Galaxias enteras están alineadas para mí.
Planetas enteros invisibles se abren como bocas
víctimas de un eclipse inesperado.
Tú.
Yo.
La muerte preñada a preguntas se paseas por el rincón del tiempo como un fantasma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario