domingo, 22 de mayo de 2011

El hado y la lágrima lunar.

Está enredado el sendero -me dijo el hado-.
Y el ángel, que no sabía qué hacer con el arma,
me la ofreció y yo la acepté.
Estais en el mismo camino de estrellas -me volvió a decir el hado-.

Vuelve al principio -me aconsejó-.
Yo deshice maletas, solté trapos del paréntesis que había vivido,
divisé el sendero iluminado por sonrisas de navajas,
miré mi mano
y en ella el arma que le acepté al ángel…,
y no supe qué hacer con ella.